Antes de conocer el curso de profesoras ya tenía mi tienda, pero quería ampliar mi formación para poder atender las consultas técnicas de mis clientas online.

Casualmente, en el Festival de Patchwork de Sitges asistí a una presentación en la que Soraya y Yolande mostraban sus trabajos y hablaron sobre el curso de profesoras de patchwork. Sin pensarlo dos veces, decidí hacer el curso y creo que no me equivoqué, porque sin lugar a duda, el curso fue más allá de mis expectativas. Soraya y Yolande, además de enseñar técnicas de patchwork y comerciales, te motivan para que descubras tu lado más creativo, pero lo más importante, es que te enseñan a ser una profesora honesta con tus alumnas.

Si tengo que quedarme con lo mejor de esta experiencia, diría que ha sido conocer a mis profesoras y compañeras, con las que hasta el día de hoy sigo en contacto compartiendo esta pasión por el Patchwork.

El mundo del Patchwork es muy pequeño, y al final nos conocemos todas. Hace algunos años, cuando comencé, intentaba ir a todos los cursos que se organizaban. Así fue como conocí a Quilt’ys. Trajeron a una profesora francesa y ni corta ni perezosa,  allí que me fui. Desde entonces he estado muy conectada con Yolanda y Soraya, completando mi formación y disfrutando de todas las actividades que organizan.

Cuando sobrevino la crisis y la empresa donde trabajaba cerró, me planteé hacer de mi hobby una profesión, pero para ello necesitaba formarme. Ya conocía el Curso de Profesoras que impartían y el Club de Profesoras formado por profesoras de ediciones anteriores. Yo no sabía si me iba a gustar ejercer de profesora, si yo iba a valer, si iba a saber transmitir mis conocimientos ….  ¡Pero de esto han pasado ya cinco años, y aquí sigo! Soy profesora activa en una mercería en Majadahonda, y formo parte del Club de profesoras, uno de los motores mas importantes en España de Patchwork, tanto en iniciativas, como en la profesionalidad de sus miembros, y calidad de sus trabajos.

¿Que si cubrió mis expectativas?  Como alumna, yo no sabía lo que sabia. Me explico. Veía trabajos hechos con técnicas nuevas, y otros con técnicas que ha había utilizado, pero ¿Dónde estaba el límite? Yo no sabía el punto en el que estaban mis conocimientos, pero gracias a este curso, pude poner  cara y nombre a lo que sabía, y a partir de ahí, seguir una dirección que fuera completando mi formación como quilter. Además de  abrirme muchas puertas a todos los niveles en los últimos años, la satisfacción personal de ver disfrutar a mis alumnas de este maravilloso arte,  es lo que me llevo a casa todos los días, y lo que me impulsa a seguir como profesora.